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Hoy por hoy hablaros de cómo y qué describir serÃa una locura. Los consejos que doy en el blog no son absolutos y cada escritor tiene su propia metodologÃa, aunque es curioso pararse a analizar esos matices que tanto nos agrada conocer de los de nuestra especie. Aun asà me siento en la obligación de hablar de algo que da tÃtulo a esta entrada: las absurdas, barrocas y archiaburridas descripciones que no dicen nada y que para el colmo son incongruencias en sà mismas. El escritor debe actuar con lógica, adecuarse a la voz que lleva y evitar que desafine. Vayamos con un ejemplo:
Miré a Sam, divertido, acordándome de nuestras escapadas al lago. Sus labios carnosos se arquearon en una media sonrisa. En aquel instante, una brisa cálida meció sus cabellos rizados, y el flequillo cayó desordenadamente sobre sus ojos azules, escondiéndolos de mÃ. Pobre Sam. Sus bromas cada dÃa eran más inoportunas.
1) Si Javier, nuestro narrador en primera persona, conoce a Sam desde hace un tiempo, ¿qué necesidad hay de describir sus labios, su pelo y sus ojos? ¿No es algo que para Javier pasa totalmente desapercibido porque es normal? ¿No deberÃa omitirse? Aquà muchos me diréis que no, porque describir a los personajes fÃsicamente es fundamental para profundizar en la historia... Pero yo creo que eso es una excusa. No hace falta saber el color de ojos y de pelo de los personajes para disfrutar de una novela. SerÃa diferente si Javier acabara de conocer a Sam, ahà sà podrÃamos querer una descripción fÃsica.
2) Como lectora a veces me siento estafada. ¿Acaso soy la única que está cansada de encontrar descripciones que se limitan al color de los ojos y el pelo? No enriquecen la caracterización del personaje, más bien al contrario. Sam es rubio y tiene los ojos azules. ¿Y qué? ¿Qué me dice eso de Sam? ¿Es importante para el desarrollo de la historia? ¿Y es absolutamente necesario explicarlo nada más que aparece en escena?
Abro la veda al debate. Me gustarÃa muchÃsimo saber vuestras opiniones al respecto.