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La cápsula se mece un momento en el manto de estrellas antes de perderse en la oscuridad. Bajo tus pies, escarcha deshabitada. Ya siento el frÃo, pero no el dolor. Observo la escena mientras me alejo, apenas un punto a millones de años luz: la nave entra en suspensión, cae el haz de emergencia y corres hacia las cápsulas individuales. La pista de aterrizaje se inclina con un ruido sordo para poder dejar espacio a tu bote salvavidas. Veo mi rostro en el reflejo de tu casco, y la lÃnea morada refulge hasta absorberlo todo. Cierro los ojos.
«Te buscaré», me prometiste, alargando tu mano hacia el espacio sideral.